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Las ventanas en la arquitectura sostenible

El concepto de arquitectura sostenible o arquitectura sustentable se engloba en uno más amplio que es el de “desarrollo sostenible”, es decir, la capacidad de evolucionar como sociedad y tener un buen nivel de vida, pero desde el respeto al medio ambiente y a los demás. 

El desarrollo sostenible surge de la necesidad de que la evolución de la economía y la sociedad sea posible sin acabar con los recursos naturales del planeta. Por lo tanto, se entiende la sostenibilidad desde una triple dimensión: medioambiental, económica y social. En esta filosofía de que sea posible vivir el presente sin acabar con el futuro, se enmarca la arquitectura sostenible.

Según la definición de Construible, un sitio web especializado en arquitectura sostenible, este tipo de diseños arquitectónicos sirven “para optimizar aspectos como la iluminación y la ventilación natural, se aprovechan las condiciones climáticas, se toma en cuenta la orientación del edificio, la hidrografía y los ecosistemas del entorno”. Y para alcanzar estos objetivos, las ventanas son un elemento de especial relevancia en los edificios.

Dentro de este concepto, también se incluye el diseño sostenible de ventanas, que no solo se refiere a que tengan una alta eficiencia en cuanto a aislamiento térmico, sino también a cuestiones como dónde se colocan las ventanas o cómo se utilizan.

¿Qué es la arquitectura sostenible?

La arquitectura sostenible es aquella que no se limita al diseño de un edificio, sino que también tiene en cuenta su entorno y qué impacto tiene la construcción y el funcionamiento de ese edificio sobre ese entorno.

Se entiende el impacto medioambiental de los edificios en un sentido amplio, desde su construcción hasta su derribo, pasando por la fase más importante: su uso. En todos los procesos implicados en estas tres fases, prima la relación entre el interior y el exterior. Por un lado, se trata de aprovechar lo mejor posible los recursos naturales en el funcionamiento óptimo del edificio, y por otro, que el funcionamiento del edificio no sea destructivo para el entorno.

Esta corriente arquitectónica entiende que los edificios consumen recursos y producen desechos, y aboga por que ese consumo y esos residuos sean los mínimos posibles. Para ello, hay un factor fundamental que se debe aplicar a todos los aspectos de la construcción: la eficiencia.

Se trabaja con varios tipos de certificados que intentan garantizar que los distintos elementos del edificio son eficientes energéticamente. Pero, además de la eficiencia energética, que incluiría el uso de energías renovables y materiales reciclados, en la arquitectura sostenible se valoran también otras cuestiones como la utilización de la tecnología para una mayor eficacia y eficiencia de los sistemas, o la preocupación por garantizar la seguridad y el bienestar físico y emocional de quienes habitan los edificios. Recordemos que la sostenibilidad no se refiere únicamente al medioambiente y la economía, sino que es también una cuestión social, de las personas.

El principal objetivo de la arquitectura sostenible es encontrar el equilibrio entre la construcción y la naturaleza, y para ello trata de optimizar al máximo todos los recursos, tanto los naturales como los que proporciona el propio edificio, entre los que se encuentran las ventanas.

Las ventanas en la arquitectura sostenible

Si la arquitectura sostenible trata de optimizar los recursos naturales, las ventanas resultan ser las mejores herramientas para ello. Los cerramientos son el paradigma de esa conexión entre los edificios y la naturaleza y, por lo tanto, una cuestión central de todo diseño arquitectónico que pretenda ser sostenible.

En el uso de los edificios, acciones necesarias como son la climatización, la iluminación o la ventilación de los espacios consumen muchos recursos energéticos. Gran parte del consumo energético del hogar deriva de estas cuestiones, por ello, para reducir ese consumo, se apuesta por llevar a cabo estas acciones aprovechando al máximo los recursos naturales, como el aire y la luz solar.

Es en este punto donde radica la importancia de las ventanas en la arquitectura sostenible: en su función dentro de los espacios. Por supuesto, en un proyecto de arquitectura sostenible, se optará por ventanas que utilicen materiales reciclados, que ofrezcan un alto aislamiento térmico y que sean de producción local o de proximidad. Pero también se tendrá en cuenta dónde se sitúan esas ventanas para poder crear corrientes para la ventilación cruzada o para aprovechar al máximo las horas de sol.

Las ventanas, como el resto de elementos que integran la arquitectura sostenible, deben cumplir varios requisitos. No se trata solamente de adquirir una ventana con una alta calificación en la etiqueta de eficiencia energética, sino que también es necesario contar con garantías de que realmente cumple estos estándares y, además, utilizarlas de manera adecuada.

Invertir en materiales de calidad y una buena instalación supone ahorrar en consumo energético. La arquitectura sostenible también lo es a nivel económico; el despilfarro energético tiene un impacto negativo en el medio ambiente, pero también en la factura del consumidor. Al final, lo que se pretende es que todos podamos vivir lo mejor posible tanto a corto como a largo plazo.

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