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LAS VENTANAS COMO PIEZA CLAVE DE LA ARQUITECTURA BIOCLIMÁTICA

En ocasiones, el hecho de centrar el diseño de un edificio principalmente en su forma o calidad estética ha provocado que no se hayan tenido en cuenta cuestiones de eficiencia energética. La arquitectura bioclimática, sin embargo, sí tiene muy en cuenta el medioambiente, el entorno en el que se va a desarrollar una construcción.

 

Qué es la arquitectura bioclimática

La arquitectura bioclimática es aquella en la que el diseño del edificio está pensado para que este tenga el menor impacto medioambiental posible y haya el mayor aprovechamiento energético de los recursos naturales. De este modo, se evita, o al menos se intenta minimizar, el consumo de combustibles fósiles y se disminuye así la emisión de CO₂. Así pues, se pensará en cómo aprovechar la luz solar, las corrientes de aire, el agua de lluvia o los espacios verdes que pueda haber alrededor. Para ello se tiene muy en cuenta la situación geográfica donde se va a construir, pero también las características particulares del terreno. Por ejemplo, no será lo mismo un edificio bioclimático que vaya a estar en un centro urbano que uno que vaya a situarse en un terreno montañoso rural o en una zona costera. Las ventajas de la arquitectura bioclimática son principalmente la sostenibilidad y el ahorro energético. Es positivo para el particular, que ahorra en la factura de energía, y también para el Planeta. El enfoque bioclimático se debe aplicar al conjunto del proyecto, de principio a fin. En la construcción de edificios bioclimáticos se evita el uso de materiales tóxicos o perjudiciales para el medioambiente, y también se intenta integrar el uso de energías renovables para que la vivienda sea lo más sostenible posible.

Características de la arquitectura bioclimática

Los elementos principales que se utilizan en la arquitectura bioclimática están relacionados con un diseño al servicio de la eficiencia energética del edificio y el uso de materiales que sean naturales (por ejemplo, la madera o la piedra) o que no los sean, pero tengan altas propiedades aislantes (por ejemplo, algunos tipos de plásticos, como el poliestireno). Las estrategias bioclimáticas en arquitectura son fruto del estudio de las condiciones climáticas y características del entorno en el que se va a construir. Se valora cuántas horas de luz solar hay al año, cuál es la trayectoria del sol en ese determinado punto, la temperatura ambiente, la cantidad de lluvia, si se trata de una zona afectada por la contaminación, si está cerca del mar, etc.
El objetivo es tener en cuenta todas estas características y aprovechar los recursos naturales de la mejor manera para que, unido al uso de energías renovables y el reciclaje de tantos residuos como sea posible, se alcancen las cero emisiones. Hoy en día, ya hay casas totalmente sostenibles gracias a la aplicación de planteamientos bioclimáticos.

Ventanas eficientes para casas eficientes

Una pieza clave en la construcción de edificios bioclimáticos son las ventanas. Su ubicación, su fabricación con los materiales correctos y, sobre todo, su capacidad de aislamiento es fundamentales para la eficiencia energética de los proyectos de arquitectura bioclimática. Las ventanas contribuyen en gran medida a uno de los elementos que mejor ayudan a que un edificio sea más eficiente, la ventilación. El manejo adecuado de las corrientes de aire ayuda a la climatización natural de los espacios.
Lógicamente, también son muy importantes tanto a la hora de aprovechar de manera correcta la luz del sol, como para evitar la pérdida de calor. La arquitectura bioclimática persigue encontrar el confort térmico, lo que hablando en plata sería encontrar ese punto medio en el que no se tenga una sensación ni de frío ni de calor. Y las ventanas juegan un papel fundamental a la hora de encontrar esa armonía.
En los lugares fríos y con pocas horas de luz solar, por ejemplo, las ventanas tendrán que ser más grandes, para que el aprovechamiento de sea mayor. Al mismo tiempo, tendrán que ser ventanas de alta eficiencia, en las que el aislamiento térmico es muy alto. Una estrategia que se utiliza en la arquitectura bioclimática es el uso de ventanas en determinada orientación de la casa para provocar un efecto invernadero, que el calentamiento del espacio se produzca de manera natural. Dejamos entrar el calor gracias a la incidencia directa de la luz solar, pero no dejamos que salga.
A veces, sin embargo, necesitaremos evitar que la incidencia de la radiación solar sea muy alta, por ejemplo, en lugares muy cálidos. Aquí es importante la ubicación de las ventanas, y con esto nos referimos no solo en qué parte del edificio situarla, sino incluso a qué altura de la pared. Según la latitud donde nos encontremos, los rayos tendrán una u otra inclinación a lo largo del día, y dependiendo de dónde coloquemos la ventana, la radiación será más o menos directa. Además de la ubicación, orientación o forma de la ventana, será muy importante también cómo estén construidas y con qué materiales.
Existen varios sistemas que ayudan a que el aislamiento térmico que proporcionan las ventanas esté en sintonía con los planteamientos de la arquitectura bioclimática. Un ejemplo es el uso del doble vidrio, de manera que se deja un espacio entre el cristal exterior y el interior. El vidrio es un material muy sensible a los cambios de temperatura, se enfría y calienta mucho, sin embargo, al crear ese hueco entre los dos cristales, la conducción del calor se dificulta y se impide que la temperatura interior se iguale con la exterior.
Entre los materiales que se contribuyen a la eficacia de la arquitectura bioclimática se encuentran las ventanas de PVC, que es muy aislante, y por lo tanto proporciona una alta eficiencia energética.  Además, su coste no es muy alto. En cualquier caso, igual que ocurre con la arquitectura bioclimática en general, aunque los costes de construcción puedan ser algo más altos -que no siempre lo son- esa diferencia se amortiza de manera muy rápida gracias al ahorro energético que se produce.

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